Aquel intermedio mientras iba a buscar algo de comer me daba un poco de tiempo para pensar en todo lo que habia ocurrido hasta ahora. Ciertamente, si se hubiera hecho una pelicula con semejante historia, habria pensado que los guionistas trabajaban bajo los efectos de sustancias muy perjudiciales para la salud mental; sustancias que sin duda tambien consumian los productores. Incluso estando en medio de todo esto, realmente me costaba creer que fuera real.
Por suerte en el comedor, por llamarlo de alguna manera, ya no quedaba mucha gente y a los que estaban alli no los conocia mucho; lo que me evitaba tener que mantener incomodas conversaciones.
El menú no parecia muy apetitoso, alguna comida de lata calentada en una inmensa olla que habia vivido tiempos mejores. Asi que cogí una bandeja y un par de platos y me encaminé a la salida de la habitación. Casualmente y para mi suerte, en aquel momento llegaban la enfermera y la chica joven con las que queriamos hablar. Urdiendo una estratagema bastante pobre para poder decirles que teniamos que reunirnos, tropecé con ellas como quien no quiere la cosa. Eso me dio el tiempo justo para decirles que comieran algo y que después vinieran a nuestro encuentro.
Cuando llegué a nuestra habitación el muchacho estaba apuntando a Tom con la escopeta de dardos; y por suerte ya se habia quitado las gafas de buzo.
- Aqui esta la comida, espero que sea lo que sea os guste. - El pobre chaval no presto atención a mis chascarrillos, tenia la mirada fija en los platos. Le di uno y empezó a comer rapidamente.
- ¿Tu no comes? - me preguntó Tom - Como sigas asi vas a perder esos kilillos que te sobran.
- Juas juas juas, yo es que me parto contigo. - aunque la verdad era que si, que me sobraban unos kilos - No gracias, ahora mismo no tengo hambre. Por cierto, en el comedor me encontre con las dos mujeres. Espero que me hayan hecho caso y vengan dentro de un rato.
- Pues mientras tanto podiamos pensar en como explicarles todo lo que queremos hacer.
- No creo que resulte muy dificil, seguro que con las preguntas que hagan ya nos iremos arreglando.
Después de comer el chaval aflojó un poco su estado de tensión, y al rato ya estaba durmiendo profundamente; lo que nos venia de maravilla para poder hablar con la enfermera y su amiga.
- Por fin puedo quitar de en medio esta maldita escopeta. - dijo Tom con un suspiro de alivio - A saber que guarrerias inyectan estos dardos.
- No creo que nada peor que lo que se come aqui. - le dije señalando el plato que habia dejado vacio - La verdad es que me sorprende que el chaval aguantara tanto tiempo sin caer por el cansancio. Pero me hace confiar en que nos resulte de ayuda en nuestro plan.
Las dos mujeres llegaron a nuestra habitación al cabo de un rato, y parecieron no darse cuenta de que el muchacho estaba durmiendo alli, metido en uno de nuestros sacos de dormir. Eché una rapida mirada a Tom, que comprendió perfectamente, tomando la decisión de no hablarles del chaval hasta que fuera necesario. Primero queria saber que estaban dispuestas a hacer en la ciudad y si realmente podriamos confiar en ellas.
La primera en hablar fue la enfermera.
- Bueno, ¿para que querias que vinieramos aqui?
Por suerte en el comedor, por llamarlo de alguna manera, ya no quedaba mucha gente y a los que estaban alli no los conocia mucho; lo que me evitaba tener que mantener incomodas conversaciones.
El menú no parecia muy apetitoso, alguna comida de lata calentada en una inmensa olla que habia vivido tiempos mejores. Asi que cogí una bandeja y un par de platos y me encaminé a la salida de la habitación. Casualmente y para mi suerte, en aquel momento llegaban la enfermera y la chica joven con las que queriamos hablar. Urdiendo una estratagema bastante pobre para poder decirles que teniamos que reunirnos, tropecé con ellas como quien no quiere la cosa. Eso me dio el tiempo justo para decirles que comieran algo y que después vinieran a nuestro encuentro.
Cuando llegué a nuestra habitación el muchacho estaba apuntando a Tom con la escopeta de dardos; y por suerte ya se habia quitado las gafas de buzo.
- Aqui esta la comida, espero que sea lo que sea os guste. - El pobre chaval no presto atención a mis chascarrillos, tenia la mirada fija en los platos. Le di uno y empezó a comer rapidamente.
- ¿Tu no comes? - me preguntó Tom - Como sigas asi vas a perder esos kilillos que te sobran.
- Juas juas juas, yo es que me parto contigo. - aunque la verdad era que si, que me sobraban unos kilos - No gracias, ahora mismo no tengo hambre. Por cierto, en el comedor me encontre con las dos mujeres. Espero que me hayan hecho caso y vengan dentro de un rato.
- Pues mientras tanto podiamos pensar en como explicarles todo lo que queremos hacer.
- No creo que resulte muy dificil, seguro que con las preguntas que hagan ya nos iremos arreglando.
Después de comer el chaval aflojó un poco su estado de tensión, y al rato ya estaba durmiendo profundamente; lo que nos venia de maravilla para poder hablar con la enfermera y su amiga.
- Por fin puedo quitar de en medio esta maldita escopeta. - dijo Tom con un suspiro de alivio - A saber que guarrerias inyectan estos dardos.
- No creo que nada peor que lo que se come aqui. - le dije señalando el plato que habia dejado vacio - La verdad es que me sorprende que el chaval aguantara tanto tiempo sin caer por el cansancio. Pero me hace confiar en que nos resulte de ayuda en nuestro plan.
Las dos mujeres llegaron a nuestra habitación al cabo de un rato, y parecieron no darse cuenta de que el muchacho estaba durmiendo alli, metido en uno de nuestros sacos de dormir. Eché una rapida mirada a Tom, que comprendió perfectamente, tomando la decisión de no hablarles del chaval hasta que fuera necesario. Primero queria saber que estaban dispuestas a hacer en la ciudad y si realmente podriamos confiar en ellas.
La primera en hablar fue la enfermera.
- Bueno, ¿para que querias que vinieramos aqui?